El
sagú, también llamado achira, hasta finales de los años cincuenta el sagú fue
un alimento permanente en la dieta de los habitantes de las comunidades
andinas. Su uso mayoritario era para la producción de «harina de sagú»,
obtenida de las raíces de la planta de achira, la cual se usaba como alimento
básico para niños durante los primeros años de vida en preparaciones con leche
fresca de vaca («atol de sagú»).
El
almidón de sagú tiene alto contenido de amilasa, la cual es una proteína importante.
Muestra una viscosidad muy alta en las temperaturas que se someten en la
elaboración de pastas, lo cual permite manipular con mayor facilidad los geles
calientes en comparación con otros almidones. Es una excelente fuente de
nutrientes para niños, ancianos y personas que sufren problemas digestivos.
En la
industria alimenticia el almidón de achira es consumido como bizcochuelos,
almojábanas, panecillos, como espesante en sopas instantáneas y coladas para
niños, en la industria de productos enlatados, en la elaboración de salsas,
como relleno en productos dietéticos y en la elaboración de gomas dulces entre
otros. En la industria farmacéutica es muy utilizado como rellenos en la
elaboración de medicinas en pastillas. En la industria textil, para almidonar
prendas y para lograr adhesión de las fibras que constituyen las prendas. En la
industria papelera y de adhesivos el almidón de achira no presenta toxicidad y
no es obstáculo para el reciclaje de papel.
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